Contemplo el paisaje desde la lejanía. Miro las nubes, todas ellas de tonalidades grisáceas, éstas anuncian que está a punto de caer un chaparrón. Empiezan a caer las primeras gotas de la tormenta. De fondo observo los relámpagos y el sonido de los truenos acompaña a mis oídos. A pesar de los dolores consigo ponerme en pie y dirigirme a la ventana para observar el paisaje detrás del cristal. En el reflejo de éste visualizo mi propio rostro después de tanto tiempo, mi rostro arrugado y estropeado por la edad, pero soy incapaz ni tan siquiera de mirar mi reflejo en el cristal. Miro mi mano vendada, no puedo volver a romper otro cristal, me digo a mi misma, debo ser fuerte.
Aunque está lloviendo abro la ventana para apoyarme en el alféizar y, sin darme cuenta, el gorrión que estaba cobijándose emprende el vuelo despavorido.
Desde aquí puedo ver todo mi pasado, todos los lugares en los que un día fui feliz.
Desde aquí puedo ver todo mi pasado, todos los lugares en los que un día fui feliz.
¿Qué soy yo en este mundo?, ¿qué contribuciones tienen mis acciones para éste?, si es que hay alguna contribución importante por mi parte.
Soñé muchas veces con encontrar mi propia felicidad y la conseguí durante largo tiempo, hasta que mi suerte cambió. Perdí poco a poco todo por lo cual luché durante mi vida. La maldición se cumplió.
A los 26 años de edad y con la vida por delante conocí al amor de mi vida, James. Viajé alrededor del mundo a su lado. Él era un espíritu libre y no podría atarse a ninguna parte. Yo le seguí allá donde fue. Me enamoré locamente de él. Después de cuatro años viajando él renunció a su libertad para estabilizarnos en esta ciudad. Y concebimos a nuestro hijo, Alec. Todo era perfecto, tenía a mi propia familia y estaba con la persona que amaba. Pero entonces, sucedió. Decidimos viajar los tres juntos, nuestro primer viaje en familia, durante las vacaciones. Y al volver, ya no fui la misma.
Sufría fuertes dolores de cabeza y perdía la consciencia, no recordaba episodios de mi vida. Sufría pesadillas, en ellas veía a una mujer idéntica a mí en aspecto pero no en personalidad, ella era un ser maligno. Ese ser de mis sueños, en ellos, destruía mi vida por completo.
Mis dolores cada vez eran peores. James gastó gran parte de nuestros ahorros en especialistas para mi tratamiento, pero todo fue en vano. Recopilé información durante largo tiempo para entender lo que me sucedía, y llegué a la conclusión de que mi doppelgänger, es decir, mi doble maligno fantasmagórico estaba arruinando mi vida.
Llegué a ver a ese ser merodeando por mi casa, es decir, dejó de ser intangible y pasó a ser realidad, y entonces, al contárselo a James, la situación se tornó insostenible, y al tiempo, James y Alec desaparecieron de mi vida, un día desperté y ellos ya no estaban. Los sueños se cumplieron, la maldición se cumplió. Lo primero que hice fue avisar a la policía, aunque por aquel entonces estaba realmente mermada y tengo lagunas de todo lo que aconteció después.
Intentaron buscarlos pero no dieron con su paradero, ninguna nota de despedida, nada. Caí en una fuerte depresión e intenté suicidarme, pero tampoco tuve suerte de acabar con mi vida, me socorrieron y volví a la vida. Mis dolores aumentaron y acabé aquí, en Saint Mary. Llegué a rozar la muerte en muchas ocasiones, sentí que mi vida no tenía ya sentido alguno, llegué a creer que me estaba volviendo loca, pero en el fondo, sabía que había algo de verdad en todo lo que estaba aconteciendo y no sólo eran cosas que sucedían en mi cabeza. Me sentí fracasada y desdichada y deseé con todas mis fuerzas morir cuanto antes posible. Ese ser dominó mi vida, estaba allí donde yo estaba, estaba cuando dormía e incluso cuando cerraba los ojos y meditaba. Allí estaba. Se apoderó de mi, mi vida era una marioneta en sus manos.
Sufría fuertes dolores de cabeza y perdía la consciencia, no recordaba episodios de mi vida. Sufría pesadillas, en ellas veía a una mujer idéntica a mí en aspecto pero no en personalidad, ella era un ser maligno. Ese ser de mis sueños, en ellos, destruía mi vida por completo.
Mis dolores cada vez eran peores. James gastó gran parte de nuestros ahorros en especialistas para mi tratamiento, pero todo fue en vano. Recopilé información durante largo tiempo para entender lo que me sucedía, y llegué a la conclusión de que mi doppelgänger, es decir, mi doble maligno fantasmagórico estaba arruinando mi vida.
Llegué a ver a ese ser merodeando por mi casa, es decir, dejó de ser intangible y pasó a ser realidad, y entonces, al contárselo a James, la situación se tornó insostenible, y al tiempo, James y Alec desaparecieron de mi vida, un día desperté y ellos ya no estaban. Los sueños se cumplieron, la maldición se cumplió. Lo primero que hice fue avisar a la policía, aunque por aquel entonces estaba realmente mermada y tengo lagunas de todo lo que aconteció después.
Intentaron buscarlos pero no dieron con su paradero, ninguna nota de despedida, nada. Caí en una fuerte depresión e intenté suicidarme, pero tampoco tuve suerte de acabar con mi vida, me socorrieron y volví a la vida. Mis dolores aumentaron y acabé aquí, en Saint Mary. Llegué a rozar la muerte en muchas ocasiones, sentí que mi vida no tenía ya sentido alguno, llegué a creer que me estaba volviendo loca, pero en el fondo, sabía que había algo de verdad en todo lo que estaba aconteciendo y no sólo eran cosas que sucedían en mi cabeza. Me sentí fracasada y desdichada y deseé con todas mis fuerzas morir cuanto antes posible. Ese ser dominó mi vida, estaba allí donde yo estaba, estaba cuando dormía e incluso cuando cerraba los ojos y meditaba. Allí estaba. Se apoderó de mi, mi vida era una marioneta en sus manos.
Entonces sonó la puerta y ésta se abrió.
- Susan, su medicación.- dijo la enfermera proporcionándome un vaso con unas píldoras y entonces se marchó. Las ingerí como siempre y luego bebí un poco de agua.
Al tiempo de mi ingreso en Saint Mary, encontraron muertos a James y Alec. Se abrió una investigación y, a pesar de que no había ninguna prueba contra mí y cómo no consiguieron, desde mi punto de vista, atrapar a tal atroz asesino, concluyeron que yo, dado que, según informes posteriores de los médicos de Saint Mary, sufría algún tipo de trastorno de la personalidad, que yo asesiné a mis seres queridos.
Pero yo sé que eso no es así, sé que ese ser está mirándome, fijamente, desde el otro lado de la ventana con una mueca en su rostro, riéndose de mí, de forma burlona, como un espectador cruel, y así será hasta que suspire mi último aliento de vida y encuentre una nueva marioneta con quien divertirse.
- Susan, su medicación.- dijo la enfermera proporcionándome un vaso con unas píldoras y entonces se marchó. Las ingerí como siempre y luego bebí un poco de agua.
Al tiempo de mi ingreso en Saint Mary, encontraron muertos a James y Alec. Se abrió una investigación y, a pesar de que no había ninguna prueba contra mí y cómo no consiguieron, desde mi punto de vista, atrapar a tal atroz asesino, concluyeron que yo, dado que, según informes posteriores de los médicos de Saint Mary, sufría algún tipo de trastorno de la personalidad, que yo asesiné a mis seres queridos.
Pero yo sé que eso no es así, sé que ese ser está mirándome, fijamente, desde el otro lado de la ventana con una mueca en su rostro, riéndose de mí, de forma burlona, como un espectador cruel, y así será hasta que suspire mi último aliento de vida y encuentre una nueva marioneta con quien divertirse.
